Un viaje a la otredad
Un viaje a la otredad
INDIA
Las fotografías de Guillermo Gutiérrez son un viaje a la otredad. Una travesía a las antípodas de nuestras creencias y valores. Un recorrido casi iniciático a la tierra de los Vedas, Brahmán y Buda, en que tenemos el privilegio de viajar con él a través de 30 fotos. Podemos sentir el sol, oír los cánticos y plegarias, ver un mundo de colores diferentes, vivir el caos hecho norma e imaginar los sueños de reencarnaciones persistentes.
La sensibilidad y la magia impregnan esta colección fotográfica e ilustran el papel que las imágenes desempeñan como un acto de revelación y de re-creación de un saber de una parte tan enigmática del mundo. Las fotos de Guillermo caracterizan una forma de vida, una creencia, una escuela filosófica que toma forma en las calles, parques y espacios públicos.
Fotos en que la religión es el centro de la existencia, la forma de ser, pensar, vivir y morir. Un ‘yo’ diferente que aspira fundirse con la nada y trascenderse a sí mismo, como el patriarca del Zen Hui-Neng escribió: Si no hay yo, no puede haber nada que yo quiera. Cuando yo no quiero nada, todo me sobra. Siendo nadie. ¿Quién muere?
Guillermo es un joven arquitecto y fotógrafo documental que no solo posee habilidades técnicas y control de su cámara, sino que también tiene una comprensión profunda de los momentos únicos en sus viajes, como es el caso con su recorrido por la India, brindándonos una historia visual emotiva y claramente articulada como un cuento. Él es un narrador visual nato, creativo y original, que sabe retratar la esencia de las personas y las cosas. Sus fotos captan identidad y creencias enriquecidas con la estética de su arte.
Las imágenes de Guillermo están conectadas por un hilo común: la empatía. Comparten las maravillas cotidianas de la vida y la muerte, ya sean en cosas pequeñas (las manos alineadas de mujeres en un muro y un hombre que descansa acostado con una pierna como ala de gaviota) o en cosas grandes (mujeres coronadas por piedras, caminando frente de la eterna maravilla del Taj Mahal y un edificio rojo majestuoso con un infinito azul encima). Viajar con el fotógrafo Guillermo afina nuestra conciencia de asombro a cualquier escala.
Morir nunca fue fácil, en la India es una cosa diferente. Es un encuentro entre el alma y un nuevo ser en otro cuerpo. Más que una negación, la muerte es un viaje, un tránsito y un misterio. Es una luz diferente, un cambio y un lugar que Guillermo captura con sus entramados y sus sombras.
En la India Los Muertos no se quedan solos como escribiera Gustavo Adolfo Bécquer, ahí se ‘vive’ una muerte dulce y necesaria, como una forma de recuperar la confianza y el destino. Los vivos llevan a sus muertos en la memoria, de tal forma que vivir es estar y morir regresar. Es una aceptación de un hecho colectivo que Guillermo captura y nos asombra con la intimidad de las escenas y los pliegues de los detalles.
Las fotos de Guillermo son un paradigma de la filosofía del viajar y de la apertura a la otredad. Una ventana a un mundo diferente que entre los reflejos de paños de colores en el Río Ganges cuya madre es la vía Láctea, bicicletas, barcas, y vacas sagradas con un origen que se pierde en el pasado, podemos ampliar nuestros horizontes culturales. Las imágenes de este fotógrafo tan joven de edad y maduro con la cámara son un disparo suave y cromático a nuestra conciencia.
Así como vivimos la experiencia de la diversidad entre Nueva Delhi, Agra, Pushkar, Jaipur y Varanasi, también entrevemos lo sorprendente de la similitud de una forma de ser y pensamiento que vive la vida y glorifica la muerte en algo tan cercano como nuestro ‘Día de Muertos”.
En las imágenes de Guillermo, las barcas se presentan como una avenida que fluye hacia el rio que los hindúes llaman de ‘Ganga Ma’, el centro espiritual de millones de personas. Una manta amarilla vuela misteriosamente por la calle, hombres y mujeres toman baños rituales acompañados de cantos de mantras, y un cuerpo espera pacientemente ser incinerado al llamado de los astros.
Imágenes que van de momentos exquisitamente sutiles, sensibles y hermosos, como un grupo de hombres y mujeres que descansan cobijados por arcos donde una ciudad se desvanece a lo lejos, a otros que son sorprendentes como una hilera de periódicos que viaja en un compartimiento del tren, y otros dramáticos como una barca roja con muchos tripulantes que parece manejada por Caronte.
Las fotografías son un círculo completo en el viaje de cinco estaciones que emprendió Guillermo. Es un recorrido al interior de un mundo diferente, lleno de luz, colores e introspección, que nos muestra la naturaleza ilusoria, completa e interdependiente de todo cuanto existe que se puede experimentar en el aquí y en ahora. Es la representación de un mundo que fluye en sus elementos físicos, como la tierra, el agua y el fuego, pero también en las personas sus sensaciones y percepciones.
En estas imágenes, la muerte y la vida cantan juntas la misma canción y también callan juntas el mismo silencio. Las fotografías de Guillermo dan cuenta de ese misterio.
Texto: Eduardo López Moreno
Editor: Ricardo Azarcoya
Fotografía: Guillermo Gutierrez