LA RUTA MADRE 2022
LA CEBOLLA
Una cumbre en el interior
El corazón es una semilla que florecerá en amistad. En el corazón de la Sierra Madre Oriental habita un campo fértil donde se cosechan amigos: La Cebolla, una sencilla comunidad neoleonesa que este año fue la cumbre del recorrido de la Ruta Madre. En toda competencia hay una meta: llegar a la sima, ser los primeros, mejorar el ritmo… pero cuando es el corazón quien late como un susurro en el oído de los competidores, la meta transmuta y son los amigos el regalo auténtico.
La Ruta es un viaje extenuante imposible de realizar en solitario; ni el más fuerte o independiente o inteligente o valiente lograría llegar a tiempo, bien, transformado. Solo abrazado por un fiel equipo se emprende un sendero con estas exigencias. Con amigos se toma la decisión de enfrentar los miedos que, inevitablemente, se esconderán en las mochilas o en el frío paralizante de la montaña. Entre amigos, que brindan compañía pura y desinteresada, se cosecha un triunfo distinto al de las medallas o los trofeos; una victoria que cambia el oro por la conversación, la plata por la confianza, el bronce por una mirada honesta.
Los aprendizajes que se labran en el trayecto bastan, pero alcanzar la meta trae una ofrenda más: los habitantes de La Cebolla, 27 corazones dispuestos a ofrecer sus casas, donde la tierra es el piso que los alberga, donde el calor de una comida casera es el mágico poder que recarga las energías perdidas en la ruta.
Llegar no es fácil, muchos competidores se pierden en medio de la inmensa arquitectura natural: los derrumba la incertidumbre, los agota la búsqueda, los paraliza el clima. Pero quien lo consigue, no vuelve a ser el mismo. En los ojos de los otros encuentran un reflejo de sí mismos, de esa alma pura que no necesita grandes edificios, bellos objetos materiales o elegante vestimenta; ahí, en casa, rodeados de amigos que están dispuestos a abrirles las puertas de su vida, descubren el sentido de esta aventura: sembrar un buen corazón para cosechar grandes amigos. Y no importa si se convierten en compañeros de cotidianidad o si no se vuelven a ver: un amigo es con quien se comparte un instante memorable. Nada es más significativo que eso. Ahí está la trascendencia: en el interior.
En el corazón de la Sierra Madre Oriental habita un campo fértil donde se cosechan amigos. La Cebolla: una comunidad muy lejana conformada por 9 familias, 27 personas que alegremente esperan las esporádicas y efímeras visitas de almas limpias con quien intercambiar el cariño que solo se le da a un amigo.
Texto Mariana Mota
Fotografias Guillermo Gutierrez